Libera las rejas que atrapan Corazón. Elvia Cor

Un corazón atrapado entre rejas, vive sin apenas poderse mover. Lleva así tanto tiempo que los barrotes de su prisión se han adherido a su respirar. Ya ni los ve.
Y al menguar el aire que le alimenta, es cuando cuando comprende por fin que está encarcelado.
Ya no puede más y es incapaz de ver si la llave que lo liberaría está a su alcance, e implora que algo o alguien le rescate. 

Nadie que se acerque puede liberarle... 

Ni el ser más fuerte o poderoso.

Ni el más inteligente o hábil.

Ni tan siquiera el que lo haga con más amor... porque donde están esas llaves ellos nunca podrían llegar.
Curiosamente, los hierros que lo oprimen están hechos del mismo material de sus pensamientos, de idénticas formas afiladas, estrechas, angostas, oxidadas, apretadas, y cada día que pasa se tensan por una vuelta de tuerca más... 

Sus emociones y sentimientos apresados no se atreven ni a escapar por las rendijas...
Hasta que, el ruido de su mente suena a metal, a llaves que chocan unas contra otras para decidir cual es la que abre de verdad.
En el mismo instante en el que el corazón se da cuenta de que la llave de su liberación está en las palabras de su sentir, las que habitan en su propio pensamiento, para descargar toda su energía en los actos que nunca se atrevió a realizar... uno a uno los barrotes se funden, disolviendo el miedo a buscar en su interior que lo retenía preso.
No hay culpable. No hay víctima. No hay cárcel ni carcelero.
Ahora solo un corazón late sin opresión a sus anchas. 

Ahora ese corazón, sin escusas, sin barreras, podrá recibir, dar amor sincero, no sucedáneos que le impedían sentir la fuerza desbordante de su centro.

Ahora liberado de los barrotes, el amor que le entregan le abrazará plenamente el corazón, y sentirá lo que nunca imaginó era A-MAR.
Ahora disfrutará de la enorme sensación de recuperar la propia libertad.

De respirar acariciando con ese aire tibio todo su ser.

De sentir el aliento fresco del viento, que crea su propio amanecer refrescando su mirar.
Que impresionante verá todo desde arriba, desde lo alto, desde donde le coloca su ganada libertad.
Dibujé el corazón encarcelado sobre un rojo palpitante, para que con todas sus fuerzas, cada corazón enfoque bien su mirar y  que cuando ya no pueda resistir más sentirse atrapado, descubra que es prisionero de sí mismo y así ya sin autoEscusas ni autoEngaños, tome por fin la decisión de deshacerse de sus cadenas y vivir su existencia con pasión.

Ese corazón podría ser mi corazón, o tu corazón...

En la caricia de estas palabras quedan liberados!

Elvia Cor.

Creado con Amor.