Corazón del tercer ojo

Un corazón se agitaba perdido en una pesadilla, cuando  despertó... Abrió dulcemente el ojo que alojaba en su centro y, comenzó a ver...
Tanto tiempo ese ojo había permanecido cerrado... acunado por viejas y tristes canciones. Mecido en los mismos cuentos aterradores y absurdos. Adormilado al ritmo cansino de antiguas palabras vacías, repetidas hasta creerlas verdaderas. Paralizado por los sentimientos inculcados de culpa, que le hacían creer que hiciera lo que hiciera actuaría mal...
Alimentado en el deseo de lo que no necesita. Educado en el temor, en la duda, en el horror, obligado así sin saberlo, a ceder a algo siempre externo a él, que lo liberaría...
Conducido siempre por idénticos railes de tren, desplazandose en la imposibilidad de salirse de la vía, de apartarse del rebaño que balaba en un solo sonido, recorriendo prados copiados, conociendo paisajes prefabricados que inventaban una realidad pequeña, siguiendo senderos que su llegada era el mismo punto de partida.
Alojando en su hogar, en el lugar más importante, incluso en cada alcoba, en la cocina, a la misma planta de la adormidera, encargada de recordar todas aquellos cuentos, difundir los terrores e inseguridades que mantuvieran a todos los corazones atados, ensimismados, aturdidos, atolondrados, pendientes de los teatrillos de marionetas, de miserias ajenas, de peligros sobredimensionados...
Así el corazón seguia amarrado a su sofá, acorazado en sus miedos, adicto a los enfados o a la rabia, a la impotencia o a la tristeza, a la protesta o a la cobardía, a cualquier emoción que lo mantuviera enganchado a un escudo-escusa, para defenderse de la pesadilla... con su ojo cerrado.
Hasta que un amanecer temprano, lo abrió...
Quizás mañana, el corazón despierto, quiera explicarnos lo que ve...
Parece muy interesado!!!
Creado por Elvia Cor el 14.02.2010.