Corazón vendado

Un corazón hermoso se duele. No entiende cómo es posible haber sufrido una herida en el mismo corazón ...
Lo tenía a buen recaudo, protegido por la espada de su voz poderosa, al resguardo de sus sentimientos claros, de su actitud traslúcida, valerosa, devolviendo cual espejo lo que le gusta y lo que no.
Desafiante con el posible enemigo, defensor a capa y espada de sus amigos. Energético, potente, poderoso...
Pero se han zafado de todas sus armas, y le han alcanzado una vez y otra, antes de haber cicatrizado la herida anterior, de haberse recuperado, resituado, de haber renovado todas sus energías...
Y las fuerzas se le escapan... El corazón, de tan herido, ya no lo siente... Y va a tomar una decisión...
Primero, aplica un desinfectante sobre la zona, unta un analgésico tópico para anestesiar el dolor, se agarra a la venda más fuerte y,  para no morir desangrado, amarra prietos sus sentimientos contiendo sus emociones con ella.
Por última vez, desenvaina su espada, alza su escudo, presiona su puño...
Pero se da cuenta de que la espada no ha servido hasta el momento de gran cosa, para evitar el ataque enemigo, que los escudos no han parado los filos hirientes, que su coraje al enfrentarse con dureza, solo le ha servido para atraer de nuevo las armas y la batalla...
Entonces, respira hondo, se lleva las manos al corazón, que al contacto despierta, vuelve a sentir, y entre el tacto suave, curativo de la venda, nota su bello, noble y propio latido que se abraza tierno a su alma, mamando en su abrazo maternal, el amor que sana sus cicatrices mal curadas en el acto.
Lanza el escudo, arroja la espada, acerca a su corazón lo que más quiere, y apretándolo junto a su pecho, con el amor siendo la voz de sus labios, deja tras de sí la batalla.
A sus pasos acompaña todo aquello que respondió al sonido del amor, porque las armas a veces se funden en el calor de esa voz sincera, las que no, se quedan en el margen del camino, pues tras ser atravesadas por esa música, ya no sirven de nada.
El viaje es hermoso cuando el amor, es el compañero del corazón.
Hablar con la voz del corazón, dulce, suave, atenta, evita muchas batallas, pero si esta da señales de arrancarse de nuevo... La verdad es que matemáticamente, solo existe una manera de ganar una guerra...
Y es, no empezar a luchar... Cuando comienza, todos pierden.
Con todo mi cariño quiero dedicarle unas palabras a una gran persona.
Amiga deseo decirte que tu corazón es noble, hermoso, cristalino, alegre... un tesoro, que merece vivir en el amor. Te quiero. Un abrazo estrecho, precioso, enorme para ti.
Por Elvia Cor, el 6.04.2010.