corazon
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Corazón despierto

Aquel corazón se abrió al contemplar el universo, después depositó su mirada de nuevo en el mundo en el que había nacido... Lo que vio cambiaría su existencia...
Desde su visión enriquecida, lo mismo lo apreciaba totalmente diferente.
Su tercer ojo, abierto de par en par, enfocaba su atención a todo aquello que las obligaciones impuestas o absurdamente autoimpuestas, las necesidades creadas, la imagen que había consumido tanta energía para ser proyectada en busca de aprobación externa, los limites, las fronteras, las etiquetas, los parches, las apariencias.... habían mantenido lejos de su naturaleza.
Ahora se le antojaba increíble haber vivido tanto tiempo ciego, vendido a presiones, impresiones, que le habían alejado minuto a minuto de lo que a ese corazón le llenaba de verdad.
Tanto tiempo invertido en realizar acciones sin sentido para uno mismo, sin goce ni disfrute, generadoras de estrés, tensión, ansiedad, solo por ser lo establecido, lo esperado, lo "normal"...
El corazón despierto ahora, veía lo que las prisas, el asfalto, las rutinas, las urgencias, las espectativas ajenas, habían tapado cual parche al ojo de un pirata...
Ahora, allá donde dirigiera su mirada, disfrutaba intensamente al descubrir lo que por cercano, había ignorado.
Y allí, a un palmo de su nariz, oculta por los edificios altos, las cúpulas de las catedrales, los humos, el cemento... vibraba una realidad excitante. Y deseó llenarse de ella.
Se zambulló de pleno en los mares de cielos, en la suave brisa que desnuda los pétalos de una flor sencilla, en la fina arena de oro que el viento levanta, en la suavidad que otra piel prende en su piel, en el el jugoso y refrescante sabor de un melocotón maduro, en la maravilla de las risas de los niños que contagian cosquillas, en el calor de un abrazo tierno, sincero, que aprieta el pecho, en el agua de la lluvia que se descuelga divertida uniendo las pestañas, escurriendose por el cuello hasta acurrucarse en los sueños.
El corazón despierto, tras haber conocido lo más grande, lo eterno, todos los universos, después de haber sido luz, entendía el sentido de su mundo.
Miró sus manos, y comprendió que hundirlas en la vida, sentirla, disfrutarla, gozar de lo que antes no hubiera dado importancia, era lo que valía la pena.
Y se alejó de las vías de tren, de los railes, de los muros y barreras, de lo gris, del plástico...
Tomó de la mano a los seres que quería y los estrechó en sus vivencias, intuyó a todos los que no conocía y los abrazó en sus palabras.
Nunca más les cantó aquellas viejas canciones, ni les habló del pecado ni de la culpa, así nada les detendría, nada les impediría revolcarse de lleno en la vida gozando, apreciando, amando!!!
Ellos, una buena mañana, al abrir los ojos, descubrirán que viven día a día con el corazón despierto y ni recordarán que alguna vez su corazón no tuviera mirada.
Creado por Elvia Cor, 1.04.2010.

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