Corazón de mermelada

Has desayunado ya?  Seguro?  Y no te has encontrado con un corazón de mermelada...? Mmmmmmmmmm!!!
Es fácil de reconocer, su dulzura se le sale por los bordes.
Un mínimo movimiento, una sonrisa, un gesto, y el azúcar amalgamado ya en su consistencia exuberante, rebosa hasta salirse de su propio corazón.
Imposible contener su jugosa textura!!! Su tendencia a expandirse, a resbalar, a deslizarse, a cubrir, a acariciar con ternura los senderos por donde discurre, es innata.
Siempre, eso si, sin dejar de adherirse a la superficie en la que se encuentra.
Si es tu piel... sentirás el cosquilleo que regala al verterse jugueteando con tus poros.
Si son tus labios... tu lengua estará tentada de probar su sabor, al percibir en sus conmisuras su olor a frutas confitadas.
Si es tu pensamiento... su color apasionado, dejando entrever entre sus misteriosas transparencias su centro, se pegará con su dulzura a tu memoria.
Ya no lo olvidaras, y disfrutarás de su energía azucarada todo tu día.
Si por fin, lentamente se desliza hasta alcanzarte, hasta reposar su jugosa textura en tu alma, ya no podrás desprenderte de la mermelada de su amor!!!
A mi el dulce no me atrae especialmente, pero a este corazón de mermelada... me entran unas ganas enormes de besarlo, para que su color permanezca en mis labios y su sabor, en mi corazón.
Creado con amor por Elvia Cor